Catedral de Santiago de Peñalba: BIM y la sana relación con turismo
Sabemos de sobra que la metodología BIM está ejerciendo una labor inconmensurable en el sector de la construcción. De hecho, diremos que hasta la ha revolucionado. Pero, desde luego, si esto ha ocurrido no es solo por la cantidad de beneficios inmediatos, a largo plazo, tangibles e intangibles que aporta en los procesos de construcción. En realidad, su impacto va más allá de los planos virtuales y, en este sentido, hasta traspasa paredes de hormigón para dejar huella en otros sectores, como en este caso podría ser el del turismo.
Podríamos coger el caso de la Sagrada Familia de Barcelona para ejemplificarlo, sin embargo, volaremos hasta Ponferrada, Castilla y León, para sacar la lupa y ver al detalle qué papel ejerce el BIM cuando se implementa en casos de patrimonio cultural. La Catedral de Santiago de Peñalba nos abre las puertas a este estudio.
A tenor de una conferencia ofrecida por el Instituto Torroja TV hemos podido observar, en primer lugar, la complejidad que se esconde detrás de un proyecto de restauración de patrimonio cultural de estas características, por más sencilla que sea su apariencia. Y también, sobre todo, cómo el BIM puede contribuir notablemente a mejorar el proceso. En este sentido, el éxito o fracaso, en parte, dependerá de la coordinación. Cuando hablamos de esta metodología, casi siempre acabamos haciendo referencia a la optimización (a todos los niveles), aunque para que se cumpla esa condición, conviene no perder de vista el minucioso trabajo de documentación que se desarrolla previamente. Sin él, BIM no sería tan efectivo.
Estudio histórico y arqueológico de la Catedral de Santiago de Peñalba. Frame extraído de la videoconferencia.
Restaurar no es partir de cero
Antes de nada, en un caso de patrimonio cultural como el de esta iglesia mozárabe, el BIM debe adecuarse a la información y documentación. Éstas parten de obtener el máximo conocimiento del bien en cuestión: desde la investigación histórica hasta los estudios que desarrollan hipótesis de trabajo. Porque la historia no es modificable y, en este aspecto, no hay que alterarla. Así pues, dicho trabajo se ha basado en recoger una sucesión de fases históricas, también de intervenciones (tanto en el edificio, como en el entorno), como capas de pintura, así como los parámetros interiores. Teniendo en cuenta la complejidad de conservación, los proyectos se han enfocado en diferentes aspectos que cubren varias necesidades de conservación de materiales y unidades constructivas: desde capas pictóricas, muros hasta solados.Pinturas de la iglesia de Santiago de Peñalba
El mérito de implementar BIM en casos de patrimonio cultural
El hecho de partir de un registro de datos y lenguajes tan abundantes y atemporales comporta serias dificultades a la hora de integrar la información para BIM. Especialmente a nivel de formatos y lenguajes, que en este caso concreto eran muy dispares. El ejercicio de transformar toda la información en el sistema BIM es, desde luego, un gran mérito.
Así pues, la restauración de la Catedral de Santiago de Peñalba ha sido un caso de éxito, ya que han llegado a definir un modelo básico para generar la geometría de los elementos constructivos básicos y volcar las unidades estratigráficas que estaban estudiadas y definidas. De esta manera, el programa les permite ahora tener ese repositorio de documentos e ir generando consultas en los módulos definidos, ya sea filtrando por materiales constructivos, fases constructivas definidas, o el parámetro que sea más conveniente.
Exterior Catedral de Santiago de Peñalba
Con todo, y recuperando uno de los puntos que hemos citado al principio de la lectura, no hay que olvidar que “el éxito o fracaso en parte depende de la coordinación”. Implementar BIM en estos casos ya tiene mérito de por sí, puesto que la coordinación de los equipos tampoco es empresa fácil (en un proyecto así participan desde ingenieros, arqueólogos, arquitectos hasta restauradores e historiadores). Es evidente que al final hay muchos profesionales del sector que no comparten el mismo lenguaje, por lo que requiere una gran inmersión e inversión formativa. Ahí es nada.
A grandes rasgos, BIM ha supuesto en este caso de patrimonio cultural la unificación de toda esa información. También una mayor accesibilidad y pluridisciplinariedad, así como la optimización del tiempo (que deriva en recursos y dinero) y difusión. En otras palabras: incluso en proyectos complejos de patrimonio cultural con siglos y siglos de antigüedad (desde el año 906 en este caso), el BIM se presenta como una metodología definitiva y necesaria. Necesaria para que otros sectores que a priori puedan resultar dispares salgan también beneficiados. Aquí la conclusión es clara: BIM también enriquece el turismo. Y lo hace de la forma más sana posible.
Foto principal: Geomati-K Ingenieria